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El Buen Ladrón

Relatos Dreamers

     Surcando de nuevo el cielo de Gotham, Bruce Wayne se permitió el lujo de carcajearse.
-¿Puedo preguntar cuál es el chiste, señor?- inquirió Alfred.
-Dime una cosa, Alfred- dijo Bruce-. Cuando salí de la Casa Blanca, te dije que esperásemos unos diez minutos. ¿Viste salir al cuerpo de seguridad del edificio?
-No, señor.
-Ahí está la gracia, Alfred. Justo cuando yo salí, pude distinguir a Samuel Price saltando por una de las ventanas. Pero los hombres de Luthor no han sido capaces de seguirle la pista.
-Cualquiera diría que simpatiza usted con ese criminal, amo Bruce- observó Alfred-. ¿Sería posible, tal vez, que haya encontrado a un rival digno de su juego particular?
     El helicóptero sobrevoló la Mansión Wayne. Estaban a punto de tomar tierra. Bruce jugueteó un rato con la idea en su mente.
-Samuel Price es un ladrón, Alfred- respondió finalmente-. Mejor o peor, pero es un criminal, y lleva años cometiendo delitos.
-¿Me permite recordarle que este vulgar ratero parece conocer su identidad secreta, amo Bruce?
-Ya he pensado en eso- explicó Bruce-. Mañana invitaré a cenar a Summer Gleeson. Será una velada encantadora. Cenaremos en Andrè’s, bailaremos, seremos atracados y luego Batman nos rescatará. Yo quedaré como un inútil, y probablemente Summer quiera retirarse temprano para cubrir la noticia.Añadir Anotación
-Magnífica estrategia, amo Bruce, usted siempre ha tenido esa buena mano para las mujeres.
     Bruce no respondió, aunque le costó trabajo disimular la sonrisa. Se bajó del helicóptero y entró en la mansión. Inmediatamente abrió el reloj de péndulo y descendió por las escaleras ocultas hacia la cueva. Una nueva noche de trabajo, había descuidado su ciudad durante su breve visita a Washington, pero ahora Batman había vuelto.Añadir Anotación
     El reloj de péndulo volvió a cerrarse. Alfred Pennyworth suspiró, cogió un plumero y empezó a limpiar la gruesa capa de polvo que lo cubría. Pero no podía dejar de pensar en la mirada de su señor. A cualquier otro podría engañarlo, pero no a Alfred. Sabía reconocer esa mirada, porque era francamente infrecuente en su señor. En esa mirada estaba lo que Bruce Wayne había llamado “la emoción de la caza”.Añadir Anotación


(Y se acabó el relato, y no he recibido nada por los derechos de autor... ¿Puedo registrar la frase "La emoción de la caza"? DC registró la de "El mejor detective del mundo", no veo por qué no...)

The Creeperillas, 30 de Noviembre de 2005
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